¿Alguna vez te has planteado hacer una pausa en tu día a día para resetear y empezar con la misma fuerza que el primer día? ¡Si estás buscando información sobre cómo empezar a meditar este es tu artículo! La meditación es una práctica milenaria en la que muchas personas han confiado para encontrar su bienestar mental y emocional, pero ¿realmente funciona esta técnica?
Un estudio realizado por Richard Davidson y Jon Kabat-Zinn ha comprobado que una rutina diaria de 8 semanas de meditación centrada en la conciencia plena es capaz de producir aumentos significativos en la actividad cerebral asociada a los estados emocionales positivos. Por otro lado, estos cambios bioquímicos y físicos en el cuerpo, cuando se convierten en rutinarios también desencadenan en un mejor ritmo cardiaco, respiración, presión arterial y química cerebral, según afirma el Dr. Herbert Benson de la Universidad de Harvard.
El beneficio, como en cualquier hábito de vida saludable, es claro, pero ¿por dónde empezar?
Muchas personas que intentan comenzar a meditar se frustran porque quieren obtener resultados rápidos a corto plazo, y su propia ansiedad para dejar de pensar atrae pensamientos a la cabeza sobre ¿por qué no lo consigo? Simplemente hay que cambiar el enfoque. No debemos ver la meditación como una herramienta que nos evada de nuestras preocupaciones y nuestro estrés, sino como un momento muy valioso de nuestro tiempo que nos regalamos a nosotros mismos para nuestro cuidado, para relajarnos.
Para conseguir este objetivo, sobre todo si estás empezando, puedes probar con meditaciones guiadas, puedes encontrar miles en internet, en diferentes idiomas y con diferentes temáticas que te ayuden a focalizarte en un aspecto en especial. Poco a poco, irás aprendiendo las herramientas de respiración, concentración y consciencia sobre ti mismo.
También es muy recomendable leer e informarte sobre el ejercicio mental que estás haciendo, desde este canal en especial te recomendamos los libros de autores como Joe Dispenza o Eckhart Tolle.
Y sobre todo, empezar tu ejercicio de meditación como una rutina que haces al despertar o antes de acostarte, que es cuando el cerebro está más receptivo a alcanzar un alto grado de concentración por estar en un estado de “duermevela”.
Para comenzar tu meditación, elige rodearte de todo aquello que te traiga confort y bienestar, música relajante, enciende una vela aromática, ponte ropa cómoda y elige un lugar tranquilo donde puedas disfrutar a solas de este momento contigo.
Siéntate correctamente, con los pies en el suelo o adoptando la clásica postura de flor de loto, es recomendable que no practiques la meditación en tu misma cama, ya que tu cerebro asocia este espacio al sueño y es probable que acabes dormido.
A partir de aquí simplemente cierra los ojos y concéntrate en tu respiración: exhala… aguanta el aire en tu interior unos segundos e inhala… exhala… aguanta el aire en tu interior unos segundos e inhala…
Durante este proceso se consciente de la temperatura del aire en tu nariz, de cómo se inflan tus pulmones y de cómo sale todo el aire por la boca. Seguramente lleguen pensamientos a tu cabeza, es importante que los observes y los dejes ir con naturalidad, volviéndote a concentrar en la respiración. Al principio es normal que lleguen de manera recurrente estos pensamientos pero con tu práctica diaria conseguirás vaciar tu mente y resetear tu cabeza para regalarte un poquito de bienestar diario.
Namasté!
Nota: Dado que el historial de salud y las necesidades nutricionales de cada persona son muy diferentes, asegúrese de hablar con su médico y un dietista registrado para obtener consejos sobre la dieta y el plan de ejercicios adecuados para usted.